Paleontólogos de Brasil y Chile revelan un importante descubrimiento sobre el pasado del continente más inhóspito de la Tierra, la Antártica. Actualmente cubierta de nieve, en el pasado, sin embargo, el lugar no era así. La investigación, liderada por la paleobotánica brasileña, la Dra. Joseline Manfroi, junto con sus colaboradores, demuestra que la Antártica fue perturbada por frecuentes incendios forestales que estaban asociados directamente con los episodios de vulcanismo activo durante el fin de la Era de los Dinosaurios, hace 75 millones de años.
La investigación se desarrolló con muestras paleontológicas recogidas en la isla King George, en el archipiélago de las Islas Shetland, en la Península Antártica, en expediciones científicas realizadas por el Instituto Antártico Chileno (INACH) y por el Programa Antártico Brasileño (Proantar). La primera evidencia de la ocurrencia de incendios forestales en la Antártica ya había sido comprobada por la misma investigadora, en 2015, en un trabajo publicado en la revista Paleogeography, Paleoclimatology, Paleoecology, nombrado The first report of a Campanian palaeo-wildfire in the West Antarctic Peninsula. En el 2021, otro estudio para la Antártica también presentó más evidencias sobre la cuestión.
Nuevas evidencias
Sin embargo, las nuevas evidencias presentadas por el estudio desarrollado por la Dra. Joseline y colaboradores, durante su posdoctorado en el Instituto Antártico Chileno, demuestran que la Antártica estaba efectivamente en llamas durante el período Cretácico y que la ocurrencia de incendios forestales era frecuente. Y estos episodios de incendios estaban asociados al vulcanismo activo de la época.
El nuevo trabajo, titulado Antarctic on fire: Paleo-wildfires events associated with volcanic deposits in the Antarctic Peninsula during the late Cretaceous», que evidencia este importante descubrimiento, fue publicado este viernes (14 de abril del 2023), en la revista Frontiers in Earth Science, en la sección de Paleontología, siendo esta una de las revistas más importantes en el área de Geociencias de la actualidad.
Según los autores del trabajo, los cambios ambientales globales se encuentran entre los mayores desafíos para la comprensión de la humanidad. En este sentido, la construcción de escenarios que faciliten la comprensión de la evolución ambiental de los más diversos ambientes del mundo es de suma importancia.
Y esta construcción no solo se refiere a las señales actuales de perturbaciones en los ambientes, sino que también es necesario prestar atención a los estudios que representan una escala temporal más amplia. Por lo tanto, caracterizar y comprender los paleoambientes de la Tierra y sus agentes perturbadores (como el fuego) son herramientas fundamentales para construir escenarios y modelos que permitan una mejor comprensión de la dinámica terrestre y ayuden en la conservación de la biota actual, explica Joseline.
El continente antártico, al ser considerado el continente de los extremos, es uno de los entornos que cada vez se está investigando más para ampliar su comprensión. Además de ser el continente que presenta las condiciones más desfavorables para el desarrollo de la biodiversidad terrestre en la actualidad, debido a sus factores abióticos hostiles (como la intensidad significativa de frío y viento), también es el continente que mejor preserva sus características ambientales. Siendo un verdadero laboratorio natural que reúne condiciones excepcionales para el desarrollo de investigaciones básicas y aplicadas, lo que lo hace especialmente interesante a la mirada humana.
La investigación científica con colaboración internacional entre Brasil y Chile fue financiada por el Consejo Nacional de Desarrollo Científico y Tecnológico - CNPq y se llevó a cabo con la colaboración de diferentes instituciones, entre ellas: el Instituto Antártico Chileno (INACH), la Universidad do Vale do Rio dos Sinos (Unisinos), la Universidad do Vale do Taquari (Univates), la Universidad Federal do Rio Grande do Sul (UFRGS), la Universidad de São Paulo (USP) y el Programa Antártico Brasileño (Proantar), a través del proyecto Floratar.
El continente a lo largo del tiempo
A pesar de que actualmente la Antártica consiste en una gran porción de tierra aislada en el hemisferio sur, no siempre ocupó esta posición geográfica. Fue a través de las eras geológicas, que se desplazó y modificó debido al constante movimiento tectónico, ocupando así diferentes posiciones en el globo a lo largo de su historia paleogeográfica. A lo largo de la historia, los ambientes australes se han modificado significativamente. En tiempos antiguos, fueron dominados por una vasta diversidad de especies que componían y/o habitaban grandes bosques que dejaron sus vestigios a través del registro paleobotánico en los diferentes contextos geológicos preservados en la Antártica, destacando los depósitos del período Cretáceo.
Durante el período Cretáceo, al igual que en la actualidad, los incendios forestales eran elementos modeladores muy comunes en los ambientes terrestres. Además de ser considerados uno de los factores importantes de la perturbación ambiental en los distintos biomas, los incendios pasados en la vegetación se evidencian, entre otras formas, por la presencia de carbón vegetal fósil, originado con el proceso de carbonización, que consiste en la quema incompleta de fragmentos vegetales que se preservan en el registro geológico. Diferentes factores influyen en la ocurrencia, frecuencia e intensidad de los incendios naturales en los ecosistemas, desde la estacionalidad climática, la disponibilidad de material vegetal (combustible), la humedad, además de las formas y causas de su ignición.
Importancia del estudio
A través de esta investigación, se sabe que los ambientes australes, durante el Cretácico, también eran perturbados por la ocurrencia de incendios forestales, mucho más frecuentes de lo que se imaginaba y que consumían la vegetación de forma total o parcial. El análisis de estos fragmentos de fósiles de plantas carbonizados rescatados en depósitos cretácicos en la Antártica, en especial para aquellos rescatados en la isla King George, no solo permitió la caracterización de la vegetación que fue quemada, constituyéndose principalmente por gimnospermas. También permitió realizar el diagnóstico de los elementos involucrados en la ignición de la vegetación, pudiendo así reconstruir un escenario paleoambiental de fácil comprensión.
El intenso vulcanismo atestado para el Cretácico, que compone gran parte de los extractos rocosos en la Antártica, también fue el propulsor de los incendios forestales que ocurrieron en este mismo período. Sin embargo, a diferencia de lo que se pueda imaginar, no eran los flujos de lavas ardientes provenientes del vulcanismo activo los que consumían la vegetación, sino el contacto de la vegetación con las nubes de ceniza caliente, nubes piroclásticas, que eran expulsadas por los volcanes, en la cual se preservaron en el registro geológico mediante sedimentos volcánicos muy finos, como el tufo volcánico. Estas nubes de ceniza caliente alcanzaban los bosques, causando el inicio de los incendios naturales en la vegetación, comenta la líder del trabajo, la doctora Joseline Manfroi.
Se puede afirmar que, a pesar de que en la actualidad la Antártica se representa por sus temperaturas negativas y posee cobertura de hielo en el 98% de su territorio, a través de la historia geológica, ya estuvo con sus ambientes en llamas, atestados de fósiles de que evidencian la ocurrencia de incendios en la vegetación. La acción del fuego sobre la vegetación era frecuente y moldeaba y perturbaba los bosques australes durante el período Cretácico, influenciando incluso en la evolución y la biodiversidad florística en estas áreas del globo, destaca la investigadora.